Fuente: Notas Periodismo Popular, Nuevo Día Santa Cruz
“Mirá cómo hablaste, trolo, maricón”, denunció Jorge Astorga, de 27 años, que le respondió un agente de infantería luego de ser detenido sin motivo por efectivos de la comisaría sexta de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, cuando en la madrugada del 1 de mayo acompañaba a su madre que vive a pocas cuadras de su domicilio.
“Infantería me paró, no me preguntó mi nombre ni el motivo de por qué circulaba a esa hora, y me hizo subir a la camioneta”, relató. “Empezaron los abusos: piñas, trompadas, y así fue todo el camino hasta la seccional 6ta. en el barrio Evita. Me bajaron de los pelos y me arrastraron por toda la comisaría hasta un sector de quinchos”, añadió.
“Ahí había tres o cuatro policías de la comisaría, entre ellos una mujer. Siguieron patadas y trompadas, se reían de mí por ser gay, por cómo estaba vestido. Me denigraban por homosexual”, aseguró.
En diálogo con la agencia Télam, Jorge aseguró que recordaba “los ojos de uno de los de infantería”, ya que lo pateó en la cara, y “también de una mujer policía que cuando pasaba” le daba “patadas en las costillas” mientras “seguía esposado en el suelo, sin zapatillas y sin medias”.
“Prepará la cola si te llevamos con los otros presos”, afirmó que le dijeron los uniformados en relación a su orientación sexual.
El joven permaneció “en el calabozo, parado, con mucho frío” hasta que accedió a firmar “cuatro papeles”, situación a la que se había negado en principio.
“Vos ves muchas películas”, aseguró Astorga que le dijo uno de los oficiales cuando pidió hacer una llamada telefónica, que no le fue permitida, y tras ser revisado “de lejos” por un médico policial, se fue a su casa.
Como consecuencia de los golpes, a Jorge le dejaron múltiples heridas. Luego de ser liberado, fue al Hospital Regional de Río Gallegos. “Me hicieron exámenes y placas que demuestran que tengo fractura maxilar y fisura en las costillas, aparte de hematomas en todo el cuerpo”, precisó.
Jorge fue operado dos veces en el maxilar izquierdo y aún tiene los puntos de la última intervención en un sanatorio privado, por lo que quiere que el hecho que sufrió se haga público “a pesar del terror del principio“, porque viven con “miedo” en su familia pero no quieren “que a nadie más le pase y que la Justicia actúe”.
La denuncia está radicada en el juzgado de instrucción número 1 a cargo de la jueza Marcela Quintana y también ante la delegación del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, el Racismo y la Xenofobia) de Río Gallegos.
“Tomamos la denuncia administrativa y lo estamos acompañando. También estamos articulando con la Secretaría de Derechos Humanos para que pueda llevar adelante la denuncia penal. El INADI ya dio apertura al expediente”, dijo a la Agencia Presentes Lucrecia Vivanco, delegada de instituto en Santa Cruz.
Y agregó: “Las intervenciones que hemos tenido del INADI en Santa Cruz en contexto de pandemia han tenido que ver con situaciones que vuelven a vulnerar a colectivos ya vulnerados y discriminados, como la diversidad sexual”.